sábado, 13 de julio de 2013

Capítulo 2.



-         ¿Qué… qué has dicho?
    
Silvia seguía sin salir de su asombro. Estaba en estado de shock.

-         Lo que has oído, cielo.
-         Pero… no me habías preguntado mi opinión…
-         Para eso quería hablarte, Silvia.

En ese momento, Silvia recordó que tenía que salir de casa.

-         Bueno, mamá, me tengo que ir, pero esto no va a quedar así, ya hablaremos.

Y salió de su casa corriendo. Tenía diez minutos para llegar al hotel.

   […]

- Creíamos que no llegarías, Silvia.
- Pero aquí me tienes, Marina.
- ¡Estás guapísima!
- Vosotras sí que estáis preciosas.

Marina se había puesto un jersey de color rojo, unos vaqueros desgastados y unas botas a juego con el jersey. Se había maquillado de manera que su piel morena y su cabello (moreno también) resaltaran. Sus ojos azules parecían más grandes. Era realmente guapa.
Lía iba con una camisa de color verde, unos vaqueros negros y unas vans verdes. Su cabello pelirrojo estaba completamente liso, y sus ojos verdes eran mucho más bonitos que de costumbre. No iba muy maquillada, se había puesto brillo de labios y pintado un poco los ojos, pero estaba guapísima.
Taylor estaba irreconocible. Se había rizado su pelo rubio e iba con un vestido azul oscuro, una chaqueta y unas francesitas blancas. Le había dado a sus ojos castaños un tono azulado y se había pintado los labios de color rosa. Estaba preciosa, como las demás.

- Venga, ¿entramos? – Lía estaba impaciente.

Ya dentro, le dijeron al recepcionista que eran amigas de Chloe y las había invitado a su habitación. Por suerte, él se lo creyó todo y les dio las llaves.


Capítulo 1.





  - No puede ser. No, no te creo. Es mentira, ¿a que sí?

Silvia y Marina hablaban por teléfono.

-         Es verdad, Sil, créeme, que es verdad.
-        A ver, recapitulando: ibas  por el centro comercial, y de repente ves a la famosa cantante Chloe Dowsett, la saludas y te haces una foto con ella. No puede ser posible, en principio porque este es un pueblo tan poco conocido y…

Silvia recibe una imagen por MMS. Es Marina, sale con… Chloe. Chloe Dowsett, su ídola.

-         Y por eso, Silvia, está aquí. Todos los famosos siempre buscan algo de tranquilidad, donde no estén persiguiéndoles por todas partes. Por lo que ha venido aquí.
-        Tienes mucha suerte, en serio.
-        Y tú también la  tendrás.
-        ¿A qué te refieres?
-        A que vas a conocer a Chloe tú también.
-        Ya no puedo, ya no estará aquí…
-         Sé en que hotel está. Me ha dado una tarjeta que pone el nombre del hotel y habitación.
-         ¿Cómo que te ha dado…? Esta no cuela, Marina.
-         Vale, me has pillado. No me la “ha dado” pero se le ha caído, y pensé en vosotras, y que os haría ilusión conocer a nuestra ídola.

-         Te daré un achuchón en cuanto te vea.

-         Bien, pues tú llama a Lía y yo a Taylor.

Continuaron hablando un rato más. Marina le dio la dirección del hotel a Silvia y quedaron en verse allí a las diez.
Silvia llamo a Lía, y ella se sorprendió mucho. La vería también a las diez.

[…]

Abre su armario y mira toda su ropa. No sabe qué ponerse. Quiere imitar el estilo de Chloe Dowsett, así quizá podría caerle bien a su ídola.
Después de quince minutos viendo conjuntos, se decide por una camiseta de tirantes fucsia, una torera amarilla, unos vaqueros y unas vans del color de su torera. Recoge su pelo castaño con un moño y se pone sombra de ojos amarilla, que le queda muy bien a sus ojos negros.

Cuando está decidida a salir de su casa, su madre, Rosa, la frena.

- Hija, tu padre y yo tenemos que hablar contigo.
- Mamá, Chloe Dowsett está aquí. He de ir al hotel en el que se encuentra.
- Pero cariño, esto es importante.
- No creo que lo sea más que conocer a Chloe.
- Silvia, vamos a mudarnos a otro pueblo.